Tal día como hoy, hace justo 100 años, George Mallory y Andrew Irvine alcanzaban la cumbre del monte Everest… ¿o no…?
Quizá nunca lo sepamos, a no ser que se encuentre la cámara de fotos que portaba Irvine y que podría contener la única prueba fiable de aquella irrepetible hazaña… o no, porque aunque se encontrara dicha cámara sin la foto de cumbre, ¿podríamos saber realmente si llegaron a la cima del mundo…?
Poco después de empezar a escalar en serio, allá por 1999 ya empecé a oír cosas sobre aquellos pioneros que con ropas de seda y franela intentaron llegar al punto más alto del planeta durante los años 1921, 1922 y 1924.
Supongo que todo escalador conoce esta historia, pero si en tu caso no es así, espero que te interese tanto como me pasó a mi desde el momento en que leí el primer libro que compré sobre este tema, «Los huesos de Mallory», y que por aquel entonces me hizo hasta plantearme ir al Everest antes de cumplirse el centenario que hoy se celebra, además de comprar compulsivamente cualquier libro que hablara sobre esta épica historia.
Iluso de mi, además de no haber estado ni siquiera cerca de cumplir ese sueño, hoy (y desde hace ya tiempo) ni siquiera me lo planteo, pues el Everest se convirtió hace años en un circo al que creo que no iría ni aunque me pagaran por ello.
1921
En la primera expedición de los británicos la intención principal era encontrar un camino de acceso a la montaña y topografiar todo lo posible la zona y los alrededores. Solo el llegar a las inmediaciones del Everest desde Darjeeling les llevó un mes de caminata, pues el acceso desde Nepal estaba cerrado y tuvieron que dar un buen rodeo.
Una vez allí descubrieron la Cascada del Khumbu, el Valle del Silencio y la boca del Glaciar Este del Rongbuk para encontrar finalmente, rodeando el valle de Khampa, el Collado Norte, que daba acceso a la montaña atravesando el Glaciar de Rongbuk por el Paso del Noreste.
Mallory señalo la que creyó la mejor ruta para llegar a la cumbre, desde el Collado Norte por la Arista Norte hasta la Arista Noreste y de allí hasta la cima. En una escalada de exploración, más que de intento de cumbre, llegaron hasta los 7010 metros del Collado Norte. Con Mallory a la cabeza el grupo siguió subiendo, pero pronto comenzaron el descenso al ver que no iban bien preparados y aquello se les iba a ir de las manos.
De este modo quedó marcado el camino al Everest para las futuras expediciones.
1922
En la segunda expedición, y con todo lo aprendido el año anterior, los británicos recorriendo la ruta que Mallory había indicado el año anterior llegaron en un primer intento sin oxígeno a 8200 metros encabezados por Norton, Mallory y Somervell, este último sacó la siguiente foto.
En un segundo intento Finch y Bruce alcanzan casi los 8400 metros, un nuevo record de altura, aunque eso si, esta vez con el uso de oxígeno. No obstante debido al agotamiento y algunos fallos en los dichosos equipos de oxígeno se vieron obligados a abandonar.
Derecha: Bruce ayudado en el descenso por dos sherpas. © Royal Geographical Society
Mallory quiso realizar una última escalada con la idea de superar esa altitud. Junto a Somervell, Finch y Crawford comenzaron la escalada ayudados por una docena de porteadores, pero un alud se llevó la vida de siete sherpas poniendo fin a la expedición por ese año.
1924
La tercera expedición era el todo por el todo para los británicos, ahora o nunca.
El primer intento corrió a cargo de Mallory y Geoffrey Bruce. Tras subir para intentar montar el Campo VI a 8200 metros descendieron sin llegar a lograrlo.
Un segundo intento de Norton y Somervell por la Arista Noreste primero y bajando después por el Gran Corredor (llamado Corredor Norton desde entonces) llevó a este a una altura de 8573 metros (ojo, sin oxígeno). Somervell, agotado y con la garganta bastante irritada, le dijo a Norton que continuara, le esperó unos metros atrás y le hizo una foto que pasó a la historia como el punto más alto alcanzado por un humano durante casi 30 años, hasta la expedición suiza al Everest de 1952, que logró alcanzar los 8595 metros por la arista sureste.
Mallory con 38 años sabía que posiblemente era su última oportunidad y viendo que el oxígeno podía ser algo crucial decidió, para el ataque final a la cumbre, ir acompañado de Irvine que, aunque más novato en alta montaña, era el más experto con los aparatos de oxígeno llegando a modificarlos varias veces añadiendo, quitando y cambiando piezas para mejorar su funcionamiento, pues fallaban más que una escopeta de feria. La otra opción para el ataque a cumbre era Noel Odell, más experimentado y mejor aclimatado, pero sin conocimientos técnicos para manejar los dichosos aparatos de oxígeno, por lo cual fue descartado por Mallory eligiendo finalmente en su lugar a Irvine.
El 6 de junio Odell sacó esta fotografía de Mallory e Irvine preparándose para salir del Campo IV a unos 7000 metros, sin saber que sería la última foto de estos dos aventureros antes de que desaparecieran en la montaña.
Ese mismo día el grupo formado por Mallory, Irvine y ocho sherpas alcanzó el Campo V situado a 7750 metros sin problemas, debido en gran parte al buen tiempo. Mallory envió una nota al Collado Norte con cuatro sherpas que descendieron hasta el Campo IV:
«Ni rastro de viento aquí arriba, grandes esperanzas»
George Mallory
6 de junio de 1924
El 7 de junio ascendieron hasta al Campo VI a unos 8250 metros (lo movieron cerca de 100 metros más arriba de donde lo habían montado anteriormente Norton y Somervell) y mandaron de vuelta al Collado Norte a los cuatro sherpas que quedaban. Desde ese punto se enfrentarían completamente solos a la montaña.
El 8 de junio de 1924 Mallory e Irvine salieron hacia la cumbre desde el Campo VI, se cree que con algo de retraso por el desorden que encontró Odell horas después tras alcanzar este campamento. Sobre las 12:50 de la mañana Odell, que subía desde el Campo V y se encontraba en un grupo de rocas a 7900 metros, vio (o creyó ver) a sus compañeros en la arista noreste. Hasta ese momento la bruma ocultaba la arista y la cumbre de la montaña, pero las nubes se disiparon y según contó después Odell :
«Toda la arista somital y la cumbre del Everest se hallaban despejadas. Mis ojos quedaron fijos en una pequeña mancha negra que se recortaba en una cresta de nieve situada debajo de un resalte rocoso de la arista; la mancha negra se movió. Entonces apareció otro mancha negra que se desplazó por la nieve hasta reunirse en la cresta con la primera. Esta se aproximó entonces al gran escalón rocoso y al poco apareció en lo alto; la segunda mancha le imitó. Entonces toda aquella fascinante visión se desvaneció, una vez más, envuelta en nubes.»
Noel Odell
1924
Odell estaba convencido de que aquel el resalte rocoso era el Segundo Escalón, por lo que de ser así y tras superarlo sus compañeros estarían a 8635 metros más o menos, a poco más de 250 metros en vertical de la cumbre, y a unas tres o cuatro horas de camino de distancia de esta, para algunos demasiado tiempo para llegar a la cumbre y regresar hasta el Campo VI de día. Posteriormente y seguramente presionado, cambió su testimonio dudando de la situación exacta de las «manchas negras», quizá estuvieran en el Primer Escalón, sin embargo Odell era un geólogo bastante experimentado y resulta difícil pensar que se equivocara en la ubicación de su visión.
Irvine y Mallory nunca más fueron vistos con vida, su épica aventura pasó a la historia y quizá sea mejor así, no saber lo que ocurrió en realidad y que cada uno se imagine lo que quiera… para algunos está claro lo que ocurrió, como para Young, mentor y amigo de Mallory que estaba convencido de que habían alcanzado la cumbre :
«Porque Mallory era Mallory»
Geoffrey Winthrop Young
1933
Casi una década después una nueva expedición británica realizó otro intento para alcanzar la cumbre del Everest, pero no lograron superar la altura de 8.573 metros alcanzada por Norton en 1924. Encontraron un piolet cerca del Primer Escalón a 8440 metros, tiempo después se pudo corroborar que perteneció a Irvine por unas muescas que tenía en el mango, pero el piolet parecía abandonado adrede por Irvine ya que no estaba en una zona peligrosa en la que hubiera podido sufrir un accidente.
1953
Edmund Hillary y Tenzing Norgay alcanzan la cumbre del Everest por la arista Sureste el 29 de mayo y regresan vivos para contarlo.
1960
Los chinos Wang Fuzhou, Gongbu y Qu Yinhua logran el primer ascenso documentado por la arista Norte el 25 de mayo.
1991
Durante una expedición liderada por Eric Simonson, cerca del Primer Escalón y no muy lejos del lugar donde se encontró el piolet de Irvine en 1933, apareció una botella de oxígeno que años después, durante la expedición de 1999, se pudo certificar que perteneció a uno de los dos escaladores desaparecidos en 1924.
1999
El 1 de mayo, 75 años después de que Mallory e Irvine fueran vistos por última vez por Noel Odell en la arista noreste del Everest, Conrad Anker formando parte de la «Mallory and Irvine Research Expedition» que buscaba respuestas a este misterio, encontró el cuerpo de Mallory a poco más de 8000 metros debajo de la zona conocida como la «banda amarilla» bajo la arista noreste, al este del Primer Escalón, con claros signos de haber sufrido un accidente.
Aparte del cuerpo, que ofreció muchas pistas, se encontraron también varios objetos que aportaban más datos sobre lo que pudo acontecer aquel fatídico 8 de junio de 1924, como las gafas de glaciar de Mallory en un bolsillo (quizá descendían de noche tras hacer cumbre), notas con cantidades de oxígeno y otros apuntes sobre el equipo (quizá iban con más oxígeno del que se pensaba), la navaja, el altímetro… Pero casi más importante es lo que no se encontró, no llevaba bombona de oxígeno, ni una foto de Ruth, su mujer, que iba a dejar en la cumbre. Tampoco se encontró la cámara de fotos Kodak que se suponía que llevaría, por lo que se pensó entonces que la llevaría Irvine, añadiendo más misterio aún al misterio.
2024
Total, que el misterio sigue ahí, tan fresco como el primer día, y probablemente nunca se sepa lo que ocurrió en realidad. Algunos grandes escaladores como Messner o Hillary no es que duden de que lo hubieran podido conseguir, es que están convencidos de que no lo lograron. Siempre he pensado que si yo fuera Hillary, llegase a la cumbre del Everest y encontrase la foto que debió dejar Mallory… pues eso, quizá dejaría que se la llevara el viento, sería difícil escoger entre eso y la fama mundial que le otorgó ser el primer hombre en coronar la montaña más alta del planeta. Peor veo lo de Messner, con todo el respeto que le tengo, pero me huele a pura prepotencia. Seguramente si Somervell no hubiera sacado la foto de Norton en el Corredor Norte a 8735 metros tampoco se creería que hubieran llegado tan lejos, hace tanto tiempo, y lo más fuerte, sin oxígeno y sin conocimiento de como afectaba la altitud al cuerpo humano, no obstante estos tíos decían que fumar en pipa a 7000 metros ayudaba a la aclimatación…
Pero aquello pioneros estaban hechos de otra pasta, ahora vamos (o mejor dicho, van) con ropa que llaman técnica, equipos ligeros, cuerdas fijas, partes meteorológicos detallados, y lo peor de todo, pagando si es necesario, con lo que cualquier pardillo que tenga dinero puede pagar para que le suban de la mano a la cumbre del Everest y sacarse una foto para colgarla en sus redes sociales, lo que decía al principio, un puto circo.
Como carambola final, el día que se cumplen cien años de la desaparición de Mallory e Irvine, en la Feria del Libro de Madrid, el gran Sebastián Álvaro vestido de época para la ocasión, firma ejemplares de su libro «Everest 1924», que es la última adquisición para mi biblioteca sobre la épica historia de estos románticos aventureros que compré y pude leer hace ya un par de años.
Derecha: Portada del libro de Sebas «Everest 1924» de Ediciones Desnivel. © «Everest 1924» de Sebastián Álvaro | Ediciones Desnivel
Y claro, como no, teníamos que estar ahí. Gracias Sebas por todo tu trabajo, tu amabilidad y tus buenos consejos.
Y esto es todo, no quería enrollarme mucho, pero al final no he podido evitar hacerlo, y es que esta historia tiene mucho que contar. Si te quedes con ganas de saber más (que lo hay) puedes leer alguno de los libros que dejo en la bibliografía, o ver alguno de los videos que hay a continuación.
Bibliografía
- Los Huesos de Mallory – David Torres y Rafael Conde – Ediciones Desnivel
- Perdidos en el Everest – Peter Firstbrook – RBA Libros
- Los fantasmas del Everest – Eric R. Simonson, Larry A. Johnson y Jochem Hemmleb – Plaza & Janés
- Vida y pasiones de Mallory – Peter y Leni Gillman – Ediciones Desnivel
- Everest 1924 – El enigma de Irvine y Mallory – Sebastián Álvaro – Ediciones Desnivel
Videos
Sea como fuere yo me quedo con las palabras del gran Chris Bonington del documental «La conquista del Everest» del programa Al filo de lo Imposible de RTVE, al ser preguntado por lo que cree él que pasó en realidad en 1924:
«¿Quien sabe?»
«Es bonito pensar que lo lograron.»
Chris Bonington
La conquista del Everest. Al filo de lo imposible.
Aupa!